> Reseña: Cuídate de mí (y de todos los demás)

Reseña: Cuídate de mí (y de todos los demás)

La última vez que estuve en el teatro de la Asociación de Artistas Aficionados fue por el 2019 cuando se presentaba Bagua, ni grande ni chica. Una puesta en escena basada claramente en el Baguazo y en declaraciones del expresidente García Pérez, llamando a quienes protestaban ciudadanos de segunda clase. Más allá de la anécdota, había otra coincidencia que me llamaba mucho la atención, en el elenco anunciado por el flyer estaba ella: Ximena Arroyo. Ese punto de partida alimentaba mucho mis expectativas sobre la historia, elenco y por supuesto, el espectáculo.

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Al ingresar lo primero que saltaba a la vista era un hombre atado de manos hacía lo que parecía una viga, semidesnudo y con un rostro desencajado a la espera de qué otra cosa podría ser sino la tortura. Otra cosa que no podría pasar por alto eran los relojes de distintos modelos, que apuntaban a diferentes horas, lo que se traducía en los saltos en el tiempo que iba a tener la obra. 

Cuídate de mí es un viaje en el tiempo de lo que fue y es Lima, no solo por un tema cronológico sino también de creencias y prejuicios, esa segmentación que hay entre los peruanos, pero que muchas veces nos negamos a ver.  Un estigma que pasa por la religión de gente blanca o de quienes creen serlo y del otro lado: todos los demás.

Esta obra reclama el tiempo y sus gobiernos, tiene sangre, sudor y lágrimas. Tiene de inga y de mandinga. Una clase de versatilidad en las tablas de Pold Gastello, la experiencia notoria de Ximena Arroyo, el peso escénico de Gabriela Billoti y un acompañamiento de jóvenes talentos como Luis Miguel Yovera y Tania López, que estuvieron a la altura de este elenco, sin desentonar en ningún momento.

La escenografía cumplía con su objetivo, darnos una atmosfera según el tiempo que se representaba, los relojes ya antes mencionados. El vestuario apuntaba a un cuidado milimétrico, las luces y el sonido bien usados en cada momento. La única salvedad que tendría con un tema técnico es el excesivo uso del humo en la sala que llegaba a ser molesto por momentos.

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Me gusta salir de una función con esa sensación de haber hecho catarsis, de haber reído, llorado y haber sido interpelado. Eduardo Adrianzén nos tiene malacostumbrados "a no esperar menos" cuando escribe para hacer este tipo de teatro (si es que hay otros). 

Al público solo les podría decir una cosa: háganse un favor y vayan a ver Cuídate de mí.