Hace unos
días fuimos a ver “El último estreno” en el Teatro Auditorio Miraflores. Una obra
que no podía ser ajena a las risas. Me sorprendió gratamente, aunque debo
confesar que tuvo un inicio bastante lento. Sin embargo, de la mitad de la
obra hacia adelante todo fue tomando un ritmo frenético que remates que
hacen explotar la sala.
Fue de esas
puestas en escena a la que vas sin expectativa alguna, pero que te cautivan con
actuación pura y dura. Creo que el gran éxito de esta obra es el acierto con
sus actores. Con la participación especial de Amparo Brambilla, que tiene un modo de
ahondar en el personaje con una naturalidad propia de la comedia.
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La historia
en palabras más, palabras menos, es la convocatoria de un grupo de actores la
última función de un director, que hace una reflexión sobre lo ingrato que
puede ser el arte en el Perú. Un argumento tan vivo y tan presente. Es decir,
un teatro en el teatro.
Algo para aplaudir es el buen trato de la comedia, así como el oficio y gran despliegue escénico de Nicolás Fantinato. Recuerdo haber salido de la sala y decir: ¡Qué
bestia! ¡Cómo trasmite tanto!
Es más difícil
poner en modo de comedia una problemática tan grande, pero gracias a todo ese
equipo delante y detrás de las tablas, puede decir que, lo hacen ver tan fácil.
¡Mucha
mierda!