> A 25 años de la Generación McOndo

A 25 años de la Generación McOndo

 

Por primera y última vez –espero no equivocarme- un local de McDonald’s fue el escenario para la presentación  de un libro, de una antología de relatos cortos para ser más exactos, dejando atrás esa tradición de cafés, bibliotecas, bares culturales y otros espacios literarios.

Esto, para 1996 era una actitud de ruptura total que tal vez hubiese pasado desapercibida si es que el libro en mención no hubiera tenido como título McOndo, una clara referencia al universo fantástico creado por Gabriel García Márquez en su obra Cien años de soledad.

Las personas que se vieron atraídas por dicho título y quizás confiados en una nueva generación de herederos del realismo mágico, se dieron de narices con un puñado de textos cargados de un realismo urbano con varios guiños a la cultura pop.

Los responsables de esta conjura fueron los escritores chilenos Alberto Fuguet  y Sergio Gómez.  Quienes explicaban en el prólogo del texto lo arraigado que estaba la idea de “escribir como latinoamericano” para alcanzar la internacionalización, es decir, seguir los puntos clave del Boom Latinoamericano dejado por los escritores de los años 70. Sin embargo, los editores estaban en contra de ello, es más, una vez iniciado el proceso de selección, castigaban con el rechazo a todo rastro de realismo mágico.

Ellos querían crear el canon de McOndo, para lo cual debían dejar atrás e incendiar Macondo. Entonces ¿cómo es el universo McOndo? Pues es mucho más grande que Macondo, esta sobrepoblado, lleno de contaminación, condominios, delincuencia, McDonald’s, computadoras Mac, drogas,  experiencias sexuales para todos los gustos y sus creadores no están interesados en hacer la revolución ni en ismos de ninguna clase.

Los también antologados dejan en claro las directrices que tuvieron en cuenta para elegir a quiénes publicar: haber nacido entre 1959 y 1962, tener publicado un libro antes de los 30 años, generar polémica o revuelta con lo escrito y –por supuesto- no tener  ningún rastro del realismo mágico o del Boom Latinoamericano.

Bien se dice que el ser parricida es la mejor manera de encontrar una identidad y voz propia.

Y como era de esperarse, la antología generó el revuelo que buscaban y sirvió para darle visibilidad a sus reseñados. Pero antes de cualquier crítica, también en la introducción podemos encontrar la siguiente explicación.

“Como todo libro que vale, McOndo es incompleto, parcial y arbitrario. No representa sino a sus participantes y ni siquiera. Es nuestra idea, nuestro volón. Sabemos que muchos leerán este libro como un tratado generacional o como un manifiesto. No alcanza para tanto. Seremos pretenciosos, pero no tenemos esas pretensiones”.

Algunos de los –por entonces- jóvenes escritores seleccionados y que luego obtuvieron un éxito y reconocimiento hispanoamericano son Edmundo Paz Soldán, Rodrigo Fresán, Ray Loriga, entre otros.

¿Y Perú tuvo algún representante? Por supuesto, y no podía ser otro que el otrora niño terrible de la televisión, hablamos pues del díscolo Jaime Bayly. Claro, a mitad de los años 90 no había otro escritor nacional que genere tanta polémica como él, esto después de publicar No se lo digas a nadie.

“Lo que nosotros queremos ofrecerle al público internacional son cuentos distintos, más aterrizados si se quiere, de un grupo de nuevos escritores hispanoamericanos que escriben en español, pero que no se sienten representantes de alguna ideología y ni siquiera de sus propios países. Aun así, son intrínsecamente hispanoamericanos. Tiene ese prisma, esa forma de situarse en el mundo” continuaban explicando en la introducción.

Ha pasado un cuarto de siglo de aquella publicación y si bien los integrantes de esa “generación” tomaron caminos distintos, su influencia e impacto no ha pasado desapercibido y sigue sorprendiendo hasta el día de hoy. Fuguet incursionó en el cine; Paz Soldán experimentó con la literatura de ciencia ficción, Ray Loriga se convirtió en una suerte de rockstar en España, etc.

McOndo ofrece una nueva visión de América Latina, dejando de lado lo exótico y parajes tropicales, dictadores y repúblicas bananeras, folklore y demás costumbres típicas; estamos pues, ante una visión personal, urbana y real (para 1996) de esta parte del continente americano.

Han pasado 25 años y tuvimos a bien convocar a 2 de los escritores participantes en dicha colección para que nos brinden su apreciación sobre el paso del tiempo y la influencia que su “generación” tuvo en los escritores venideros.

Alberto Fuguet: “Sí ha envejecido bien. Más lo cuentos. Una buena parte de esos autores son considerados o lograron ser autores importantes o casi canónicos. Los argentinos, desde luego. Escanlar. McOndo es un libro de su tiempo y el prólogo también. Se hizo sin internet. Faltaron mujeres, por cierto. Pero también había menos mujeres publicando. O no lo hacían en la onda o estilo McOndo. Qué es McOndo. Para no ir al prólogo, diría que es una suerte de realismo urbano contemporáneo. Y donde cabe lo alto y lo bajo de la cultura. Yo diría que no hay nadie serio o que llame la atención que anda en la movida rural o del realismo mágico. Una de las autoras más importantes de ahora es Mariana Enríquez y creo que perfectamente es McOndo: terror, misterio, ambigüedad, Stephen King. McOndo era una propuesta y se ha destilado, a pesar que nadie ande colocando una franja en libro que diga “esto es Lit McOndo”. Yrigoyen en Perú es más McOndo que otra cosa: es pop, no es académico, capta su época, no le teme a las citas, no intenta ser rural o ajeno a su entorno. En ese sentido, más que una influencia, la idea es inventar un continente, que es válida, pasó a ser captar con cualquier poesía valida la realidad de autor y eso me parece que casi todos los hacen. Hay gente que es McOndo y ni lo sabe y eso me gusta: ya es parte del ADN”.

Edmundo Paz Soldán: Si bien se habla de generación McOndo, creo que se trataba de escritores con proyectos diferentes. Muchos de ellos siguen en activo, uno de los más interesantes, cuya obra no ha dejado de crecer, es Rodrigo Fresán. Ray Loriga, que era parte de la antología McOndo, está muy vigente. Las obras de David Toscana, Alberto Fuguet o Santiago Gamboa siguen siendo muy representativas” 

Las críticas furibundas a McOndo no tardaron en llegar aduciendo que se trataba de una literatura light, frívola y superficial; adjetivos que también fueron otorgados a sus autores. A pesar de ello y como dijimos antes, sus  supieron defenderse solos y con el tiempo poner las cosas en su lugar.

Y es por eso que aquí estamos, escribiendo sobre McOndo a 25 años de su publicación. ¿Por algo será, no lo creen?